PARÍS.– Inculpado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y la deportación a Rusia de decenas de miles de niños ucranianos, Vladimir Putin no había podido asistir el año pasado a la cumbre de los Brics de Johanesburgo. La reunión en Kazan, que concluyó este jueves, fue su revancha. Para mostrar que su país no está aislado, a pesar de la guerra de agresión contra Ucrania, el autócrata del Kremlin montó esta “cumbre Potemkin”, donde el decorado ocultó la pobreza de los resultados.